Sin duda que el embrujo que nos produce el ajedrez es tan sublime, que nos hace sentirnos grandes creadores durante unos minutos, y a eso se refiere Marcel Duchamp cuando dice: "No todos los artistas son ajedrecistas, pero todos los ajedrecistas son artistas".

Sin duda, también, que el ajedrez no lo es todo. ¿Qué decir de la música, por ejemplo? Por eso os he dejado una pequeña muestra de mi música favorita, para que la disfrutéis, si os apetece, mientras os sumergís en el fascinante mundo del ajedrez.

Ya en su dia el gran Tarrasch dijo: "Como el amor, como la música, el ajedrez tiene la virtud de hacer felices a los hombres".

Y olvidémonos de aquella otra frase de Oscar Wilde que decía: "Si quieres destruir a un hombre, enséñale a jugar al ajedrez"...¡asusta!

Así que sin más dilación comenzemos este singular viaje a una tierra llena de peligros, en la que nos encontraremos a reyes enfrentados en un combate eterno, reinas poderosísimas y despiadadas, fortalezas sólidas e inexpugnables, obispos con gesto serio y mirada oblícua, ágiles corceles dispuestos a asestar coces mortales y valientes guerreros que nunca retroceden ante nada.

Estáis todos invitados, así que los que quieran pueden subir a bordo. Sin condiciones. Durante la travesía seremos testigos de inagotables maravillas y al llegar a puerto nos espera...la felicidad, sin duda.

BIENVENIDO. GRACIAS POR VISITAR MI BLOG.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Adiós a Svetozar Gligoric



   Este caluroso verano que hemos tenido comienza a irse y con él se nos va también una de las míticas leyendas de nuestro noble juego, el incomparable Svetozar Gligoric, que nos dejó el pasado catorce de agosto a la edad de ochenta y nueve años. Este formidable jugador serbio, nacido en Belgrado en 1923, fué doce veces campeón de la antigua Yugoslavia, candidato al título mundial en 1953, 1959 y 1968, ganador con la selección yugoslava de la Olimpiada de 1950 disputada en Dubrovnik, y defendió el quinto tablero del encuentro URSS-Resto del mundo de 1970. También con la selección de su país logró seis medallas de plata y cinco de bronce en diferentes olimpiadas y consiguió la medalla de oro individual, como primer tablero, en la de Munich de 1958.
Aprendió a jugar a los once años y cabe comentar la anécdota de que su primer juego de ajedrez se lo fabricó con corchos de botellas de vino. Su carrera, como la de muchos grandes ajedrecistas de la época, se vio interrumpida por la Segunda Guerra Mundial, en la que combatió a las tropas nazis en las filas de los partisanos, alcanzando el grado de capitán.
Su primer gran éxito internacional fué el torneo de Varsovia de 1947, donde superó al que sería futuro campeón del mundo, Vasili Smyslov, a los que siguieron, entre otros, los triunfos en Mar del Plata en 1950, Estocolmo en 1954, Belgrado en 1964, Manila 1968, Lone Pine en 1972 y 1979, Hastings en cinco ocasiones entre 1951 y 1962 y un largo etcétera. La FIDE le otorgó el título de Maestro Internacional en 1950 y el de Gran Maestro un año después.


   En su carrera hacia el título de campeón del mundo, no tuvo demasiada suerte, y así aunque se clasificó, como he mencionado arriba, para los torneos de candidatos de 1953 y 1959, en el primero celebrado en Zurich y que ganó Smyslov con 18 puntos, Gligoric ocupó el puesto 13º con 12,5 puntos, y en el segundo, 1959, disputado en Yugoslavia y que ganó Tal con 20 puntos, nuestro protagonista de hoy logró un sexto puesto con 12,5 puntos. Llegó más lejos en 1968, pero fué eliminado en el match de cuartos de final disputado en su ciudad natal, Belgrado, por el gran Mijail Tal con un tanto final de 5,5 a 3,5. A proposito de este match Gligoric comentó: "Realmente tuve mala suerte: la sala de juego estaba justo al otro lado de la calle de mi casa. Amigos de todo Belgrado venían a hablar conmigo y yo no podía negarme a ello. Y entonces cometí un terrible error: durante el encuentro empecé a leer lo que los periódicos estaban escribiendo sobre el match. Después de las primeras cinco partidas iba en cabeza. Había ganado la primera partida con negras con buen juego y a continuación había hecho cuatro tablas. Tal no podía hacer nada, y más tarde me dijo que estaba seguro de que iba a perder el enfrentamiento. Pero en la víspera del sexto juego leí un comentario de un periodista que declaraba que estaba aburrido de vernos jugar las mismas variantes una y otra vez. Y entonces al empezar la partida me sorprendí a mi mismo jugando en la tercera jugada el caballo a 'f3', en lugar de hacerlo a 'c3' como había jugado hasta ese momento. Esa decisión espontánea me hizo perder el equilibrio. Me quedé muy sorprendido y no podía entender porque lo había hecho. Perdí la partida con blancas. Entonces la presión ambiental empezó a pesarme y lo único que quería era que el match terminara lo antes posible. Después perdí dos partidas más y todo acabó..."

Gligoric-Fischer, Portoroz,1958

   A lo largo de su carrera contribuyó destacadamente en el desarrollo de la teoría de las aperturas, sobre las que escribió varios libros. Son destacadas sus aportaciones a la Apertua Española, la defensa Nimzo-India y sobre todo sobresalió en la India de Rey, de la que era un reputado especialista y con la que consiguió espectaculares victorias como la que podemos ver a continuación, en la partida que le enfrentó a Petrosian en el "Torneo de la Paz" disputado en Zagreb en 1970:


   En 1978 se presentó a las elecciones por la presidencia de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez), pero perdió en la primera votación por un solo voto contra el islandés Fidrik Olafsson, que se proclamaría cuarto presidente de la FIDE.
También destacó como periodista, organizador de torneos, árbitro, comentarista y autor de libros, entre los que destacan "Yo juego contra las piezas" en la que expresaba su filosofía de jugar según la posición y no en función del rival o de los aspectos psicológicos, y su gran obra sobre el match del siglo entre Fischer y Spassky de 1972, que se tradujo a varios idiomas y de la que consiguió vender más de 400.000 ejemplares. Un libro formidable, ya descatalogado, pero del que conseguí "cazar" un ejemplar en perfecto estado de conservación en la pasada Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Valencia, que se celebra todos los años durante el mes de Marzo, en la que siempre encuentro verdaderas joyas ajedrecísticas (y no ajedrecísticas también) y que os recomiendo que visitéis, si tenéis oportunidad. ¡No lo lamentaréis!


   Otra obra de Gligoric que compré hace un par de años en la referida Feria del Libro Antiguo de Valencia es "Los campeonatos del mundo: de Botvinnik a Fischer", que podéis descargaros pinchando en el enlace:


   Y un libro que no pierdo la esperanza de encontrar algún día, es el que editó la revista "Jaque" en 1972 cuando Bobby Fischer se proclamó campeón mundial, y en el que colaboró, entre otros, el propio Svetozar Gligoric junto a comentaristas de verdadero lujo como Botvinnik, Larsen, Najdorf, O'Kelly, Pomar, Smyslov, Torán... y que también podéis descargar a continuación:



   Y aunque esté en inglés, si queréis saber la opinión de Gligoric sobre su favorita India de Rey, os dejo otro de sus magníficos libros, "La variante Mar del Plata":



   Personalmente recuerdo que conocí la figura de Gligoric, al poco de aprender a jugar al ajedrez, a través de unos cuantos viejos ejemplares de la revista "Jaque" que le dió a mi padre un amigo suyo, que recuerdo que se llamaba Lorenzo y que era buen ajedrecista, al saber que me estaba aficionando a este juego.

Portada del nº 72 de la revista "Jaque" de Diciembre de 1977
 

   Por supuesto, aún conservo aquellas primeras revistas que tuve y que leí con avidez, en las que como ya he dicho antes, descubrí la figura de Gligoric gracias a una sección que tenía en la revista, que tenía por nombre "La partida del mes" y que entonces, y todavía ahora, me parecía realmente extraordinaria y soberbia, en la que hacía un análisis profundo y exhaustivo de una partida que se hubiera jugado recientemente en la que desgranaba todos los entresijos de la apertura y que completaba con partidad suplementarias que mostraban otras variantes de la misma apertura.
Para que podáis ver en detalle como era esa sección os dejo seguidamente aquella primera "Partida del mes" que descubrí hace ya muchos años y que corresponde al número 73 de la revista "Jaque" de Enero de 1978:


   También actuó como mediador entre Fischer y Petrosian para tratar de conseguir que éstos se pusieran de acuerdo en la sede de su match final de candidatos de 1971, que finalmente se jugó en Buenos Aires, para lo que Gligoric logró preparar una conferencia teléfonica entre ambos jugadores, actuando él como intérprete en la línea Moscú-Belgrado-Nueva York.
Además participó en el lanzamiento del "Informator", publicación yugoslava que apareció en 1966 (se editaban dos números al año y desde 1990 tres) y que recopila un gran número de partidas recientes clasificadas y comentadas con símbolos universales, legibles en cualquier idioma, así como una selección de combinaciones y de finales, y que era la obra referente del ajedrez mundial para estar al día de todas las novedades acaecidas en el mundo de los trebejos, antes, claro está, de la aparición de las modernas bases de datos y del desarrollo informático. El propio Garri Kaspárov comentó una vez: "Somos todos hijos del Informator".


   En la foto de arriba, que fué portada del número 113 de la revista "Jaque", de Mayo de 1981, podemos ver a Larsen a la izquierda y a Gligoric a la derecha (en el centro el periodista Bjelica) vistiéndose para jugar un partido amistoso de fútbol durante el Torneo de Linares de 1981, entrañable foto de estos dos grandes campeones desaparecidos y de los que recuerdo que protagonizaron una divertida anécdota cuando en el Torneo de San Antonio de 1972, durante la partida Larsen-Gligoric, este último realizó su jugada y se puso de pie para ver cómo iban el resto de las partidas. Unos minutos más tarde volvió a su partida y vió que el reloj de Larsen estaba en marcha, pero Larsen no estaba. Gligoric pensó que Larsen había movido y se había ido sin apretar su reloj. Miró rápidamente el tablero y realizó su jugada. Poco tiempo después, Larsen volvió y se quejo de que Gligoric había realizado dos jugadas seguidas. Avergonzado, Gligoric retrocedió su última jugada y la partida acabó finalmente en tablas tras sesenta jugadas.

   Para poder seguir disfrutando de su extraordinario juego os dejo con otra fantástica partida de "Gliga" (apodo por el que se conocía a Gligoric), que desde que la ví por primera vez, siempre me ha parecido espectacular. Es un duelo a muerte entre dos gigantes del tablero que no se dan tregua en ningún momento. La partida en cuestión es Gligoric-Larsen, Zurich, 1959. ¡Disfrutadla!




   Otra gran pasión de Gligoric, como en el caso de numerosos ajedrecistas, era la música, en concreto era un apasionado del piano. Hasta el punto de que el pasado año, y a la edad de ochenta y ocho años presentó en Belgrado ¡su primer disco!, titulado "Cómo sobreviví al siglo XX", que incluye doce composiciones propias de diferentes estilos (blues, jazz, balada...) de las que también es autor de las letras, la mayoría en inglés, para que, en palabras suyas, el público fuera de Serbia pueda entenderlas, según comentó en la rueda de prensa de presentación del disco, en la que añadió: "La música intensifica las emociones, convierte la tristeza en buen humor; es la belleza, la alegría, lo más hermoso que hay en la cultura, en el arte".

Portada del dico de Gligoric, "Cómo sobreviví al siglo XX"

   Gligoric comparó la música con el ajedrez y dijo que concibe ambas actividades como "una arquitectura con una serie de elementos diversos, las figuras y las notas, que tienen sus propias reglas y que hay que entender".
El "punto central" del disco es, según Gligoric, el tema "Life is all we have" (La vida es todo lo que tenemos), una composición que refleja la filosofía de Gliga, que afirmaba que "nuestra vida es la mejor riqueza", y que seguidamente podéis escuchar:



   Para ir terminando con este tributo a la figura de Svetozar Gligoric os dejaré con unas cuantas posiciones entresacadas de sus partidas para que podáis intentar emular su genio y resolverlas a modo de eficaz entrenamiento. Para seguir con este merecido homenaje, tal vez sería una buena idea que analizaráis los problemas mientras escucháis su música. Vosotros mismos...

La primera posición corresponde a la partida Gligoric-Rosenstein, del Torneo de Chicago de 1963, en la que las blancas juegan y ganan:


[FEN: r2n1k1r/pb1qb1p1/2p2p1p/3p1P1B/3N1B2/8/PPP1Q1PP/R3R1K1 w - - 0 1]

SOLUCIÓN
1.Dxe7+,Dxe7; 2.Ad6!, y las negras abandonaron.

La segunda posición está sacada del encuentro Donner-Gligoric, Holanda, 1968, en donde las negras, a quien les toca jugar, se alzaron con el triunfo:


[FEN:  r4r1k/ppp4p/3p4/3Pb3/2P1N2q/3B1P1b/PP2Q2P/R3R2K b - - 0 1]

SOLUCIÓN
1...,Txf3; 2.Dxf3,Ag4; 3.Df2,Af3+; 4.Rg1,Axh2+; 5.Dxh2,Tg8+ y las blancas abandonan. (Si 2.Dc2,Txd3; 3.Dxd3,Ag2+; 4.Rxg2,Dxh2+; 5.Rf3,Tf8+; 6.Re3,Af4+; 7.Rd4,Dxb2+; 8.Dc3,Ae5+),
 
   La tercera posición es de la partida Gligoric-Hort, Moscú, 1967, y siendo el turno de las blancas, éstas se impusieron rápidamente:
 
 
[FEN: 5Q2/pp1b2pk/1n1p2rp/2pP1p2/2P2P2/q1BB4/6PP/4R1K1 w - - 0 1]

SOLUCIÓN
1.Axg7!,Txg7; 2.Axf5+,Axf5; 3.Dxf5+,Rh8; 4.Te8+,Tg8; 5.Df6,Rh7; 6.Te7+, y las negras se rindieron.
 
   Otra interesante posición es la que podemos ver en el siguiente diagrama de la partida Estrada-Gligoric, de la Olimpiada de Varna de 1962, en la que Gligoric, que era mano, se impuso sin mayores problemas:
 
 
[FEN: 3r1rk1/pp2qp1p/3N2p1/2pQP3/b1P2P2/8/PP4PP/2K2B1R b - - 0 1]

SOLUCIÓN
1...,Td6; 2.Dxd6,Td8, y las blancas abandonaron ante 3.Dxe7,Td1++.
 
   La última posición está sacada de la partida Gligoric-Sofrevski, del Campeonato de Yugoslavia de 1959, en donde las blancas juegan y ganan:
 
 
[FEN: 2r1k2r/1b3ppp/p3pn2/qp2R3/1b1N4/1BN5/PPPQ1PPP/2KR4 w k - 0 1]

SOLUCIÓN
1.Cxe6!,fxe6; 2.Txe6+,Ae7; 3.Txe7+,Rxe7; 4.Dd6+,Re8; 5.De6+, y las negras rindieron las armas.
 
  
 
   Con Gligoric no sólo se va un jugador de ajedrez excelso sino también un verdadero caballero del tablero, hasta tal punto que la FIDE ha establecido un premio al juego limpio que llevará el nombre del gran jugador serbio, según propuso la Federación Serbia de Ajedrez, que explicó: "El Gran Maestro Gligoric tiene buena reputación no sólo por sus resultados y éxitos, sino aún más a causa del juego limpio y de sus modales hacia sus oponentes. Él respetaba mucho a sus rivales de ajedrez. Por lo tanto, nunca miró el juego de ajedrez sólo a través de los ojos de un simple resultado. Su enfoque era casi filosófico, debido a su principio fundamental: -No estoy jugando contra un hombre, sino en contra de piezas de ajedrez".
 
   Me despido con una reflexión de nuestro protagonista, que dijo en una ocasión: "Lo que me atrae ahora en ajedrez es lo que llamaría el momento creativo. Me refiero a la búqueda del camino correcto, una idea decisiva que ilustre la belleza de la lógica".